Algunos estudios sugieren que, hasta un tercio de los casos de Alzheimer, la demencia más común en nuestra sociedad, puede ser prevenido con la eliminación de algunos factores de riesgo. Barnes y Yaffe encontraron que un 10% de casos de Alzheimer eran atribuibles a la depresión, lo cual es muy importante, ya que Según la Organización Mundial de la Salud la depresión afecta a unos 121 millones de personas en el mundo, con una prevalencia en España de entre un 1 y un 6%.
Cuando estamos deprimidos tendemos a aislarnos, lo cual en estos meses de frío es un recurso, un tipo de soledad buscada. Pero, por el contrario, nos puede invadir una sensación de soledad, ya sea por un cambio en el ámbito laboral o por la pérdida de algún familiar o una enfermedad, incluso acompañados, que es una soledad emocional que se puede confundir con una depresión.
Con una depresión se puede confundir el hecho de sufrir una enfermedad más grave, cuyos síntomas conocemos, la pérdida de memoria que junto a la falta de interés de lo que nos rodea nos hace plantearnos qué nos pasa, ¿será una demencia? Si tenemos algún familiar cercano que haya sufrido o esté sufriendo Alzheimer el debate entre la certeza y la duda nos puede jugar malas pasadas, porque interpretaremos cualquier despiste con la confirmación de que algo nos pasa, nos angustiaremos, iremos al neurólogo, nos harán pruebas, pero sea cual fuere la respuesta, puede que la duda de si podemos sufrir el trastorno nos trastorne nuestro día a día.
Nuestros familiares, con su mejor intención, nos intentarán tranquilizar: estás nerviosa o nervioso, tienes que relajarte, haz unos sudokus o unas sopas de letras, queda con alguien y no te quedes en casa; no obstante, el miedo sigue su curso y cada vez nos encontramos más torpes e incapaces.
Tratamiento
Desde la terapia breve creemos que hay que considerar las soluciones intentadas por la persona: el control sobre las tareas, la renuncia a hacerlas o el pedir ayuda por no creer en nuestras capacidades, el evitar quedar con grupos porque creo que no voy a poder seguir la conversación o acordarme de los nombres de los conocidos, callarme y sufrir en silencio, pero pensar mucho, sobre todo por las noches, y no poder dormir y descansar.
Después, habrá que tratar el bloqueo emocional, con un abordaje psicoterapéutico, porque hacer pruebas cognitivas cuando se está preocupado nos va a dar resultados desfavorecedores, poco próximos a nuestra capacidad real.
Paralelamente, habrá que ir buscando pruebas objetivas apoyándonos en el consejo médico, de nuestro neurólogo de confianza. Durante todo el proceso se acompaña a la persona a volver a su vida habitual o bien a aceptar que algo nos pasa y qué podemos hacer para paliarlo y para acompañar a la familia en la toma de decisiones.
Desde la consulta de Jorge López Pérez Vallejo se aborda el cómo se siente la persona ante la soledad y la pérdida de memoria y no se trabaja sobre las causas, ya que esto solo conduce a revisar el pasado en busca de errores o motivos que nos han arrastrado, a buscar culpables, víctimas y en definitiva a criticarnos por no haber sabido hacerlo mejor. Abordamos el miedo a la enfermedad que en muchos casos es invalidante no dejando llevar una vida normalizada. El tratamiento se dirige a reducir la ansiedad y pérdida de control en algunos casos obsesivo debido a la sensación de falta de control que se trata como una fobia o incluso una obsesión.