Madrid es una de las ciudades más atacadas por el COVID 19 y donde lógicamente los efectos emocionales tendrán un mayor impacto. La desescalada en Madrid, será más complicada y deben ajustarse de manera muy especial los tiempos, fechas y horarios. Desde la Terapia Breve Estratégica, podemos abordar algunas recomendaciones para llevar las distintas fases del confinamiento y la desescalada que estamos viviendo a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus Covid-19.
Madrid, como provincia más atacada, sufrirá mayor trauma.
Hemos atravesado y atravesaremos por cuatro estadios o fases: la primera marcada por el shock inicial, la segunda en la que se producirá o no la adaptación a la nueva realidad, la tercera aproximación al final que coincide con la fase de desescalada y la del fin o salida del confinamiento.
Después de más de un mes de confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus Covid-19 son muchas las preguntas que nos hacemos y las precauciones que queremos y debemos tomar: ¿Cómo nos está afectando esta situación excepcional? ¿Cómo reacciona la gente? ¿Cuál es la forma más inteligente de hacerlo?
Las fases una a una
La primera fase es la del ‘shock’. Estamos ante algo desconocido a lo que nos enfrentamos por primera vez. Dura en torno a cinco o seis días. Se da la reacción primaria habitual en todas las situaciones extremas, es la curiosidad por saber a lo que nos enfrentemos y el sentido del humor ante la irrealidad de lo vivido presiden esta primera etapa.
En la segunda fase, en la que nos encontramos actualmente, es la que se produce la adaptación o no de esta nueva realidad. Se produce una disminución de la curiosidad e incluso apatía. En esta fase “aparecen los sueños, ya que la represión de lo deseado aparece durante la noche” y se “habla de política para descargar el enfado y crecen las creencias religiosas, mientras que la cultura queda apartada”.
En la tercera fase , se pude dar la necesidad compulsiva de informarse a toda costa para tomar precauciones y se produce una sobreinformación obsesiva y angustiosa que provoca rabia, miedo y la somatización. Esto en casos extremos puede llevar a situación de abuso de drogas, alcohol, casos de histeria o, incluso, crisis bulímicas. Sin embargo, el hecho más insignificante puede provocar la mayor de las alegrías.
La cuarta fase, es la del final del confinamiento. Para los adaptados pude llegar el conocido como estrés postraumático. Para los inadaptados, un trauma patológico que pude llevarles a sufrir depresión, ansiedad, obsesión, compulsiones, fobias y/o ataques de pánico.
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Autor: Jorge López Vallejo